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lunes, agosto 22, 2011

¿QUÉ QUEDA DESPUÉS DEL DESEO?


Mi cama vacía pregunta por ti…


¡Wow! Hay el deseo el deseo… quien no sintió deseos, de todo tipo – Dar y recibir, besar intensamente, moquear mientras te empujas un cafecito junto a tu amiga – y hasta de matar a alguien por su estupidez.

Todos sentimos deseo de algo, pero ¿qué hay cuando ese deseo es más grande, más íntimo?

Bueno, esto le pasa a alguien que se convirtió en un buen amigo… el hombre está viéndolas color de hormiga – pues ella, ya no quiere nada con él… ni con reglas ni sin ellas – entonces me pregunto, ¿Qué pasó? ¿Qué cambió? ¿Cuándo se cansó de lo bonito y rico que lo pasaba junto a él? – se me viene algo a la mente.

Su historia empezó con conversaciones de simples “hola que tal” a otras intensas (él se caracteriza por eso). Ambos sabían a lo que esto les llevaría, ella se adelantó en poner reglas y dejó en claro como llevarían el jueguito… él, complaciente aceptó.

El tiempo sigue, lo de hoy es mejor que ayer y lo de mañana será mejor que hoy… él, el más complaciente, atento, detallista – planeaba sus cenas románticas, buenas noches juntos, flores en la cama, velas, incienso, aromas, etc. – mejor dicho, su énfasis en pasarla bien sexualmente (sin involucrarse sentimentalmente), estaba funcionando.

Pero todas sabemos que nosotras no siempre dejamos el sentimentalismo de lado, así que esta señorita empezó a sentir más de lo que debía… a mi parecer, siempre lo sintió pero no lo aceptaba. Es aquí donde empieza el desacuerdo – después de decidir alejamiento por completo y no volver a verse – estaba contactándolo nuevamente… él sólo quería volver a saber de ella, seguir juntitos en una tarde fría… es para darle de látigos, pero que podemos hacer cuando a él ya le latía algo más – aiiisshh. . . ¡el corazón!

Fui testigo de cómo la pasaba este pobre hombre… una noche me pidió que le acompañara a un lugar – “este se me quiere lanzar, pero si nunca le di indicios de un gusto” – fue lo que pensé…

- ¿Me acompañarías esta noche?

- Mmmmm… bueno, ¿No tardaremos, no?

- No no, es cuestión de unas horitas… sólo quiero que cooperes en algo

- (AAAAAAAAAAHH!!! – fue mi grito desesperado, abusará de mi inocencia) Mmmmm… bueno (Qué fácil – me juzgarán – pero así de buena amiga soy yo)

- Paso por ti entonces

- Ok

Este amigo, es tan buena onda que no creo tenga un complot en contra mía – esas eran mis escusas – así que nos vimos y partimos al X destino (pues no sabía a dónde me llevaba)

- Entonces, ¿A dónde vamos?

- Ya verás

- ( aaaahh!! Para colmo, ¿Me secuestrará?) – mmmm – no me vas a seducir para luego pepearme y así abusar de mi inocencia, ¿No?

- Pues, ganas no me faltan (mientras me miraba), pero no, quiero que me ayudes en algo con alguien

- UUUUUUFFF!!! – respiré confortada – Aaaaaaaaaahh!! ¿Con alguien? Y ¿Desde cuándo uso pañal y tengo flechitas de amor?

- Ya pues, por favor – te contaré la historia – a cambio de tu ayuda, tendrás un tema para tu próximo post – que dices.

- Mmmm… bueno, cuéntamelo todo.

Esa noche, mientras manejaba y soportábamos algo de tráfico (raro, por la vía tan - siempre libre - que transitábamos), pude conocer al hombre triste y algo enamorado que existía detrás de aquel detallista “Casanova”.

Mientras ponía sobre mis piernas “una tarjeta, que parecía ser un control”, escribía en mi mente cada palabra que ella escucharía de mis labios.

- Dirás que eres mi prima, que antes que ella me dijera que no quiere volver a verme le compré algo, como símbolo de nuestro amor… algo que pretendía ser el fruto de nuestro amor… bla bla bla. Toma, le entregas este perrito… dile que la quiero mucho y que si ella está dispuesta a darme una oportunidad, yo quisiera estar con ella seriamente – aaaaaahhh! ¿Pe pe perro? – que perro este (pensé)

Esa noche no le favoreció en nada, ella realmente no quería verlo – después de llamarla y decir lo “mismito” que me dijo, me hizo esperar cerca a su casa, congelándome de frío y con el perrito en brazos… cuando este pedazo de hombre me recogió diciéndome que le había llamado y no quería nada de él – ya reclamaba un café calentito.

Mientras regresamos, pude ver sus ojos tristones y poca facilidad de asomar la saliva (forma de decir, “estoy a punto de moquear”, para nosotras), algo me decía que se había involucrado con la señorita más de lo sexualmente aceptable.
A mi parecer – le dije – se cansó – sí, ella empezó contigo, con reglas, con el famoso “sólo sexo y nada más”, hasta cierto tiempo… fuiste tan tonto que no te diste cuenta que ella estaba cambiando de sentimientos y que tú estabas aceptando eso.

Entonces llegó el momento en que no soportó más pensar – “él siempre me verá como su fuerte objeto de deseo (aunque tú no pienses eso) – y no quiso nada más contigo… por otro lado, al no volver a verla, sentirla – supiste que algo te pasaba – no sé si te enamoraste, pero sí sé que la quieres más allá de sólo desearla.

La conversación quedó en eso – recibió su llamada, él sólo repetía que no la quería dejar nunca – que seguiría pensando en ella, hasta que por fin aceptara no dejarlo.

Volvimos y desafortunadamente todo se volvió contra mí… pasamos por algunos de los lugares que yo había visitado con alguien... mientras los observaba desde aquel auto, que me daba la sensación de no ser mi lugar... sonreí recordando momentos, sensacionales que experimenté, besos riquísimos, palabras, sonrisas, suspiros, aferrarse a alguien mientras sientes que no puedes contenerte más, demostrando que satisfacerme era suficiente satisfacción para él… avanzábamos y dejaba atrás lo que sentí una vez.
Me preguntaba, ¿Qué queda después del deseo, del placer? - estoy viviendo una sencilla sensación de felicidad mezcla de deseo y sensación de gusto – terminaremos, ¿Mal? ¿Lastimados? ¿Confundidos? O simplemente no quedará nada… sólo sé que empezó algo y no estoy dispuesta a dejarlo pasar… estoy luchando para que poco a poco esto se convierta en algo sencillo de ver y descifrar – aún nada está dicho…

P.D. Vale el intento… “es mejor sonreír de lo que se hizo a arrepentirse de lo que no se hizo”

viernes, agosto 19, 2011

UNA MUJER Y LA DISTANCIA



Pero, si estuvieras aquí… aquí conmigo… lalalala

¿Quién no ha luchado con su YO, cuándo siente que este quiere salir corriendo y agarrar el primer avión que despegue al lugar donde están las personas que más queremos? ¿Quién no ha moqueado por horas tramando como transformar distancias en cercanías milagrosas?

Estoy sola en mi cuarto, abrigadísima – el frio es el peor enemigo de una mujer y sobre todo de las que nos gusta desaparecer por horas en la calle – pero es bueno, estoy escribiendo.

Estábamos hablando de la distancia, sobre todo lo que es para nosotras las mujercitas… son horas interminables de recuerdos, de momentos, de lágrimas… ok ok, no para todas (gritan el bando de las superadísimas) – pero para muchas eso significa tener que esperar, marcan en un calendario cada día que pasa, contar y volver a contar los meses que faltan para volver a ver a alguien… un amigo, un familiar, un padre, una madre, “a special person”

Bueno, es de ese último con el que moqueamos más… cosas de la vida.

Entonces todas las canciones que tengan que ver con distancia, amor, separación, etc. etc. etc. Se nos viene a la mente…

Recuerdo mi primera separación, estaba “enamoradísima”… vivíamos a unas cuadras uno del otro, ese era la distancia más grande que existían entre mi primer amor y yo… pero entonces entró en escena el enemigo del amor – la verdadera “distancia” – él tenía que viajar y dejarme por 3 largos meses de vacaciones… ¡como sufría!

Llegó el momento en que tenía que decirle “Adiós”… recuerdo que nos enviamos una cartita quedando el lugar donde nos veríamos “por última vez”- olvidé contarles que para ese tiempo mis padres no creían que los niños se enamoraban, así que les daría un infarto si se enteraban que tenía novio – nos vimos en un parquecito, nos abrazamos, lagrimeamos juntos, intercambiamos recuerdos (por no decir él un collar y yo un brazalete con mis iniciales – desde ya, una posesiva – ya pues, así era y ¿qué?) – entonces se fue.

Pasaron semanas interminables, escuchaba la radio con las “mejores baladas” y el corazón me dolía cada vez que escuchaba una que él coreaba – que vacilón – confirmé cuanto duele separarse de alguien que quieres.

Cuando regresó me buscó, mediante el timbre en particular de su bicicleta me hizo saltar de la sorpresa – yo, sólo volteé y la indiferencia abarcó el lugar – no había respuesta.

- Hola, ya estoy aquí
- Mmmm… ya me di cuenta, que bueno
- ¿Qué pasa?
- Nada
- Ya, dime… ¿por qué estás molesta?
- ¿Qué? ¿Por qué?... pasaron 3 meses y 3 días, me dijiste que sólo te irías 3 meses y ahora preguntas, ¿qué me pasa?

Ahora me río como nunca… ese fue la escena de recibimiento más “romántica de mi vida amorosa”

Pero aquellos tiempos, la simplicidad de la distancia no era la misma a la de ahora, los tiempos cambian, la vida amorosa de cada uno pasa por cambios, subidas y bajadas, terminaciones y comienzos, infidelidad y más… hoy la distancia se ha vuelto una palabra que rompe corazones cada día.
Ahora la distancia no se mide en “cuadras de la casa de un noviecito a la nuestra”, se miden en kilómetros por hora, en días, estaciones, veranos, inviernos, vuelos, etc. Pero por sobre todo eso también se mide en – ¿Cuán grande es el sentimiento que nos une a aquellos que están lejos? – gran realidad

Tengo una experiencia más de la distancia, esta vez no es la típica historia bonita de niños que se aman… es una experiencia de alguien muy cercana a mí, estaba con alguien al que luego de mucho tiempo de conocerlo me caía mejor, sobre todo cuando comprobé que el amor que tenía por ella era lindote. Pero por cosas de la vida, se tenía que marchar a seguir sus estudios a otro lugar – kilómetros lejos de ella – aceptaron ambos seguir (el amor venció algunas barreras) así pasaron unos meses, cuando volvió no era el mismo, habían vacios que no se podían llenar, la comunicación era nula, las inseguridades no podían callar más… el final llegó, ambos sufrieron muchísimo, pero acabó.

Sé que eso no pasa siempre, hay historias de algunos que conozco que terminaron tan bien – que “envidio” la buena compatibilidad y superación que tienen – llegaron a concluir su historia de amor en estar juntos, formar un hogar, etc.

Si pudiéramos vivir la distancia como en las películas de drama más populares de Hollywood – sería excelente – como cuando en una escena los enamorados se separan, pero 2 escenas después se están encontrando, porque ésta así de fácil subió a un avión (después de mostrar al o el “monse” – que al lagrimear por la triste escena – un avioncito despegando) apareció frente a la puerta de éste, lanzándose sin pudor a sus brazos con tierno beso – que poco a poco se vuelve más intenso – terminan en un revolcón en el depa que será su nuevo hogar... porque obvio, ella vino a quedarse con su eterno amor – “the end” – vivieron felices por siempre.

Pero en la vida real, es distinto (por no decir, difícil) tener tanta cercanía seguida con alguien que vive a “más de cientos de kilómetros”

Cosas como esas, nos ponen tristes, alborotadas, ansiosas… nosotras sufrimos, nos sentimos perdedoras y hasta las más “chicas con mala suerte”… sólo imaginar que en donde esté nuestra “special person” habrá muchas que teniéndolo cerquita (unos centímetros, 15 minuticos, unas cuadritas, etc.) estarán listas para dar el zarpazo y convertirlos en lo que nosotras tanto deseamos…

Ahora mismo, al leer esto, ¿quién no está pensando en alguien lejano? ¿Quién no quisiera tener unos dolarcillos que le sobre en el bolcillo, billetera, cartera y así sin pensarlo dos veces comprarse un ticket de viaje y volar a donde nos lleve el corazón?

La distancia y el amor, juegan un papel tan importante en la vida de las personas… pero bueno, nuestro único consuelo es saber que donde te encuentres, en cualquier parte de este globito de agua, tierra, atmosfera… cual sea tu ubicación, alguien piensa en ti… alguien te quiere, alguien te extraña… y corea a viva voz – no importa en la ducha – “A más de cientos de kilómetros, puede tu voz darme calor igual que un sol… la la la” entre otras canciones.

Yo sólo siento que la distancia es un termómetro de cuanto podemos vivir, sentir, recordar, extrañar a alguien que significa algo (por más pequeño miligramo) en nuestra vida.

Ahora sí, depende de uno que la distancia llegue a ser una asesina de los buenos momentos, una asesina de la alegría de saber la existencia de nuestra “special person” – no lo duden, agarren sus teléfonos, el chat, el facebook, hotmail y posteen, escriban, comenten, hablen, etc. Etc. Etc… con aquella “special person”… no dejen pasar el tiempo dentro de una distancia – este nunca más vuelve.

Es más, me tengo que ir – estoy con las ganas de escribir a alguien… espero que sea recíproco, sino… ¿qué más da?

miércoles, agosto 03, 2011

UN BAUL DE RECUERDOS EN MI “STATION”


[Baúl+de+los+recuerdos]

Lo que un viaje se llevó…


¿Quién no recuerda algo especial? ¿Cuándo es que guardamos recuerdos? ¿Qué significan los recuerdos? ¿Tanta necesidad de recordar? ¿Y si esos recuerdos te lastiman, te hacen llorar, te desilusionan? ¿Olvidaste algún recuerdo?

Diferentes autores explican que distintas hormonas como la adrenalina y otros corticoides que producimos internamente ante situaciones de peligro, o la feniletilamina y dopamina que corren en nuestro organismo cuando estamos enamorados y cuando nos sentimos complacidos, funcionan como "tintas indelebles" para "escribir" en nuestro cerebro lo sucedido, entonces a mayor emoción sentida en una escena de la vida, más impacto y detalloso será… lo que llamamos “recuerdos”.

Los recuerdos cambiarán nuestra forma de ser, de pensar y de sentir – por ende, habrá consecuencias”.

“Recuerdo” mi primer gran recuerdo, cuando prometí a alguien nunca olvidarlo – el enano se vacilaba de mi – pero yo, como toda mujer madura (12 años) juré incansablemente nunca hacerlo, y realmente no lo hice, hasta ahora lo “recuerdo”, porque el sinvergüenzón me dio mi primer besote-piquito.

Es que en serio, los recuerdos – ya sean buenos o malos – siempre quedarán después de un acontecimiento en nuestras vidas.

Nuestra vida es como una estación (station, 4u heaven) donde desembarcarán y se embarcarán muchas personas, estas llegarán con muchos recuerdos de equipaje, otras se llevarán tantos de ellos, otras nos dejarán sus recuerdos, otras se llevarán recuerdos en común… y así nuestra estación siempre tendrá equipajes de por medio.

En mi antiguo post “No me digas adiós”, les comenté sobre un “adiós” en especial…

- Alguien me dijo, no recordar lo que queda sino lo que se lleva...en su caso. En mi caso, lo que queda es realmente encantador.

Pues sí, ese alguien me dejó un baúl de recuerdos, no me gusta la idea de haberlos guardado pues una vez le dije; “Una arpía nunca guarda recuerdos” – lo siento chicas, no soy traidora, sólo soy humana – para ser sincera, los guardé en un rinconcito del corazón.

- Sólo te queda recibir aquel baúl de recuerdos que se quedará a tu lado – con la sencilla razón – decirte: “sé lo que sentiste la vez pasada”.

Son pensamientos que quedan en ese baúl, él se llevó momentos, sonrisas, detalles, miradas, sensaciones… lo recuerda, eso es lo que dice;

- Que no me vaya sin decir a dios
- Jejejeje
- como crees
- me iré con el adiós en la mano y un beso en el bolsillo
- que tal
- como que me iré sin mirar atrás, porque no hay necesidad de pensar en lo que dejas sino en lo que llevas
- y llevo muchas cosas
- el baúl de los recuerdos tiene mas
- yo no olvido arpía
- yo guardo las cosas para que cuando este en mi soledad pueda recordar y sonreír
- me llevo un lindo recuerdo - (Recuerdos, un día de Junio)

Dicen por ahí que nosotras recordamos más, nos emocionamos más, sentimos más (¿es cierto?) – tal vez sí - ¡Jamás! Gritarán otras… pero son ellos los que desesperadamente buscarán desempolvar los recuerdos, para saber que de especial tienen – es tranca no recordar, para cualquier género – ¡trancaza! Los lugares, los horarios, lo que se dijo, lo que se sintió, lo que se experimentó – hasta el nombre de la marca del auto. ¡Joder!. Todo es motivo de “remember me”.

Ese es mi pensamiento con respecto a recordar a alguien que se volvió, con tu permiso firmado, en un recuerdo especialísimo… ese baúl llegó a mi estación en un momento preciso. No sé si seguirá como un recuerdo – pues las ideas macabras de recordar “face to face” lo que dejamos inconcluso – están intactas. Deseo tanto volver a verlo, sentir su aroma, escuchar sus palabras. ¡Ya sueno como telenovela mexicana! – pero si pues señoritos y señoritas – ¿Acaso ustedes nunca han pecado de recordadores?


Pero vayamos con cuidado, con un ojo abierto y el otro cerra’o… recordemos lo necesario, uno nunca sabe que sorpresas nos traerán esos recuerdos. Vivamos dispuestos a sentir y dejar de pensar en los ¿por qué? – sintamos si es lo que nuestro corazón nos pide, pero nunca dejemos de lado nuestra mente, esa que nos salvará de meter las cuatro y veamos trancaza salir de los malos recuerdos.

P.D. Perdónenme mi falta de temores y dudas… no aprendo a arriesgarme, aún temo convertirme en una “arpía fea” cuando me dé cuenta que el pasado volvió.