Amarte a sí misma más que a tus semejantes…
En el post pasado hablaba sobre aquel egoísmo lapidario que se manifiesta en los hombres… ahora, ¿qué excusa pondremos para nuestro egoísmo?
Cada persona crecemos bajo ciertos principios, semejanzas, modelos o paradigmas… fijándonos más en nosotras, crecemos entre pensamientos de unidad, muchas no aprendemos a compartir hasta después de conocer a alguien que despierta en nosotras el querer desprendernos de lo nuestro… o tal ves si él lo hace primero, lo pensaré.
Entonces es ahí donde tendremos que aprender que el egoísmo, es uno de los males de la sociedad.
Decir que somos egoístas es un insulto que nos mata, sobretodo si viene de una pareja, sólo la palabra nos excluye de una posible elección para alguien especial y te ubica en el grupo de las despiadadas que se aman a sí mismas más que a sus semejantes.
Lo confuso es que paralelamente nos enseñan a querernos, cuidarnos, reconocernos a sí mismas, para luego poder hacer lo mismo para con algún prójimo… entonces, ¿sería una de nuestras excusas el crecer con el modelo de señoritas muy aconsejadas por los padres que sólo quieren lo mejor para nosotras?
Pues bien, egoísmo es una etapa de evolución que toda señorita debe enfrentar, si logras superar esa costumbre de pensar en ti antes que en el otro… estás redimida – claro que para conseguirlo tienes que aprender a querer incondicionalmente.
He aquí otro detalle, puesto que dejar el egoísmo es aprender a dar antes que recibir, especialmente si se trata de la persona con la que compartes una nombrada relación amorosa, o sea toditio para ti – su voluntad no más papito, para mí.
Pero definitivamente eso de mejor dar que recibir no funciona en los seres humanos, no somos capaces de dar algo sin esperar alguna retribución, que no la pidamos es otra cosa, por ejemplo;
¿Quién no se a quejado después de entregarle años de su vida a un tal por cual que al final te tiro como trapo viejo y se fue a vivir otras aventuras?… entonces algún interés habrás tenido y el dar más que recibir no fue el centro de su relación, porque entonces no habría problema dar vuelta la pagina sin tantísimo drama.
Es en el amor donde encontramos más complicaciones, somos tan víctimas de nuestras coincidencias y deseo de ser amadas.
Por otra lado la razón, enemiga del amor, del ensueño, del drama es otro detalle… ser muy racional es como ser egoísta… pues sí para el mundo es un mal que nunca terminará, un cambio que en todo caso empieza por nosotras.
Nosotras somos sí o sí egoístas en gran parte, pero es que ahora nos ha tocado vivir momentos de ajuste emocional.
Algunas preferimos estar solas para no comprometer nuestro ego en complacer a otra persona.
Y si por último estamos acompañadas hasta el cuello, son ellos los que nos empujan hacia la demostración de nuestro egoísmo, puesto que cada vez más encontramos a aquellos seres humanos dispuestos a sobrevolar su egoísmo por encima del nuestro, entonces como somos señoritas muy bien criadas… debemos demostrar que nadie debe pisotear nuestra unanimidad.
La mayor excusa de nuestro egoísmo radica en la elevada tasa de hombres sin pretensiones de aceptar que en estas épocas tanto los hombres y las mujeres se encuentran en las mismas posiciones… ya ellos no son superiores, el tiempo pasó y ellos dejaron de ser nuestros opresores – las mujeres ya cambiamos y deseamos ser tratadas con dedicación y respeto.