Las serrucheras lograron sobrevivir a la era de hielo…
¡Hay!, si esa palabra te suena conocida y te pone de mal humor cuando la escuchas – entonces estás en el rubro correcto… porque nosotras no somos serruchadoras sino las serruchadas. Por eso mismo; ¿Quién no piteó cuando una “amiga” le coqueteó al chico que guiñaste primero?, ¿A quién no le metieron cabe una vez y así ellas sean las observadas? Y por último ¿quién no recuerda a la serrucho mayor, porque aparte de eso es jaboncito (resbalosa)?
¿A qué se debe mi desconcertante palabra suelta en plaza? Verán… hoy estaba toda una muchacha buena tomándome uno de esos cafecitos que te quitan el sueño, después de una agobiante clase con un profe “buenísimo” (en el mejor sentido de la palabra), con la chata – mi amiga de temporadas, pues ella es una viajera empedernida – mientras hablábamos, ok, “chismeábamos” recordábamos algunos sucesos del pasado y pues no pude obviar esos detalles que te marcan la vida, aunque ustedes no lo crean.
Entonces nos remontamos al pasado y con pañuelo en mano lo recordé…
Era una de esas épocas difíciles de adolescencia-juventud, por así decirlo, andaba de manito sudada con alguien, en pocas palabras diferente, divertidísimo, guapo y algo callado. Es donde entra en escena mi “amiga” la Franz tan menuda, aprendiz, habladoraza y más… nos conocimos al compartir un departamentito estudiantil, nos hicimos “amigas”, juntas en diversiones, bombas, conquistas, compras, etc. Lo que no sabía es que en el futuro compartiríamos también a mi chico.
Fuera de todo lo bien que la pasábamos, algo no me gustaba de ella… sobretodo cuando me contaba y pretendía pedir que le ayude a conquistar al que había acabado de hacerle ojitos…
- Pues bueno…claro que sí
- Gracias amiga…(mientras me contaba quien era)
- Oh no! Pero este susodicho tiene novio
- Pero nada está dicho… aún no están casados, todo puede pasar
Esas palabras me daban mala espina, pero aún así yo no podía desconfiar de esa carita de ternura que se manejaba la muy “pendeivis”
Mi entonces noviecito, me pedía a gritos que tengamos un poco de tiempo en pareja… entre risas me decía que no le gustaban los tríos y mucho menos con las “amigas”. Inconscientemente no quería escuchar aquellos absurdos reclamos...
- ¿Para qué? Franz está sola, ya pues amor, entiéndeme
- Haber, no me gusta verte mucho con ella
- ¿Por qué?
- La verdad, no me cae… pero bueno son cosas tuyas
- Mmmmm… malo.
Fin de aquellas conversaciones, sin darme cuenta que entre esos reclamos se escondía algo más que yo a simple vista de amiguera no veía. Aquellos jugueteos en los que ella quería envolver a mi noviecito no me parecían anormales, pues ¿cómo? Ella era mi “amiga”… jamás.
Pero eso no se pudo esconder mucho tiempo, un sábado de noche (salida nocturna) decidimos ir juntos a tomar algo… por supuesto que yo ya tenía muchas espinas que no me dejaban dormir, así que le hablé a un amigo, uno de los tantos que obviamente le interesaba a mi “amiga”
- Hola, ¿tienes planes para esta noche?
- Pues no, ¿Qué tienes en mente?
- (sólo era un chiste) – Creo que desenmascarar a alguien… jajaja
- ¿Así? ¿A quién? ¿A tu “amiga”? cuenta conmigo.
- (con el ojo cuadrado le dije que era un chiste) Haber, ¿qué sabes tú?
- Esta noche, ¿no? ¿A qué hora paso por ti?
- Verás, quiero que vayas de acompañante de Franz… yo ya tengo pareja.
- Mmmmm… ¿soy su cita?
- Algo así, quiero divertirme hoy, ya pues…
- Bueno, todo por ti bichito…
- Entonces nos juntamos en mi “depita” a las 10
- Te caigo
Definitivamente ya no podía más con la intriga, esa noche iba dispuesta a descubrir lo que esta chica escondía.
Llegó entonces la noche y partimos en parejas a un buen lugar… la diversión empezaba.
Ella presenció arrumacos, besos, bailes románticos, palabras dichas por mi noviecito de cuanto me amaba… pero bastó sólo 15 min. Me había alejado a saludar a unos amigos, cuando de pronto el acompañante de mi “amiga” me habló al oído…
- Deberías estar allá (señalando a mi mesa) porque hoy sales sin tu novio
- ¿qué? (sin poder oírlo por el volumen de la música)
- (Mientras me volteaba a aquella dirección)… ¿qué tal tu “amiga”?
- (estaba en shock, mientras observaba aquel cuadro romántico-serruchero, me dirigí hacia ellos sin perderlos de vista) – ¿Se divierten? (él la soltó de inmediato, ella sólo sonrío cínicamente)
Esa noche no hubo respuesta, mi novio me miraba y yo sólo observaba un signo de interrogación enorme junto a él… estaba algo ebrio, pero eso no lo excusó.
Agarré mi cartera y como toda una dama salí del lugar, mientras pensaba tomar un tax,i mi amigo ya tenía uno frente a mí… pero entonces aparecieron en escena los pecadores.
- El pecador: Yo voy contigo
- La serruchadora: No es lo que tú crees, déjame explicarte…
- Yo: Suban y cállense
- Mi amigo: (sólo guardaba silencio)
- El pecador: Tenemos que hablar…
- La serruchadora: Por favor “amiga”… déjame explicarte, estamos ebrios
- Yo: No sé tú, pero yo si se quien soy… tú lo olvidaste.
El silencio cubrió aquel taxi.
Llegamos, mientras subíamos pasaban frente a mi muchos momentos en que ella se le insinuaba… entonces ¿cómo no me di cuenta lo que tramaba? ¿Cómo nunca imaginé que se quería agarrar a mi novio?
Solo quería dormir y pensar mejor las cosas, al amanecer todos tendríamos mejores condiciones… pero nada fue como pensaba.
- (mientras entraba a mi cuarto, “los pecadores estelares” con caras de arrepentimiento, pedían que les escuchara)
- Yo: Hay por favor, ¿qué podemos hablar? ¿No es claro?
- El pecador: No, escúchame…
- Mi amigo: (mientras la sacaba del cuarto) Déjalos
Estábamos solos entonces
- El pecador: Te juro que nada de lo que pasó significa algo para mí… te amo! pasó porque estoy ebrio...
- Yo: Era mi “amiga”
- No! Ella no es tu amiga… sé todo lo que hablan cuando están juntas, lo que dices, piensas, desagrada… de mi. Por qué no eres franca y me dices que no me amas, que soy tu juguetito, que soy tu peor es nada…
- (La muy pendeivis le había contado lo que yo entre bromas subjetivas le decía de mi novio) Eso no es justo, me engañaste…
- Yo te juro que no es nada, te amo!
Pues basta decir que hasta esa noche llegó mi relación amorosa con ese chico que tanto “me amaba”…
Entonces regreso al presente, y casi cacheteo a mi chata tanto recordar ese mal momento de mi vida, pero bueno, eso es… a mí también me serrucharon.
Y es que no entiendo como la hacen estas “señoritas” para pasar desapercibidas, ¿cómo sobreviven a cualquier mala temperatura? Y ¿cómo hacen para ser el centro de atención (de los hombres especialmente)? No les pesa la conciencia – que tal con… que se manejan ¿no?
Pero sí, las serruchos son así, arpías, egocéntricas, rapiditas, malas, muy pero muy vanidosas y con o sin tacón suelen meter cabe – puesto que estas están al asecho, tengan mucho cuidado… que en el momento menos pensado con un zarpazo bien anotado, se le cuelgan a tu chico y no lo sueltan hasta que logran ponerte verde, horrorosa, bruja y terminan por alejarte de él.
Y si en algún momento pecamos de casi serruchas… recuerden:
NO TE METAS CON EL CHICO DE TU PROJIMA… NO NO NO – JAMAS DE LOS JAMASES TE VUELVAS UNA RUCA.
