
¡Wow! Hay el deseo el deseo… quien no sintió deseos, de todo tipo – Dar y recibir, besar intensamente, moquear mientras te empujas un cafecito junto a tu amiga – y hasta de matar a alguien por su estupidez.
Todos sentimos deseo de algo, pero ¿qué hay cuando ese deseo es más grande, más íntimo?
Bueno, esto le pasa a alguien que se convirtió en un buen amigo… el hombre está viéndolas color de hormiga – pues ella, ya no quiere nada con él… ni con reglas ni sin ellas – entonces me pregunto, ¿Qué pasó? ¿Qué cambió? ¿Cuándo se cansó de lo bonito y rico que lo pasaba junto a él? – se me viene algo a la mente.
Su historia empezó con conversaciones de simples “hola que tal” a otras intensas (él se caracteriza por eso). Ambos sabían a lo que esto les llevaría, ella se adelantó en poner reglas y dejó en claro como llevarían el jueguito… él, complaciente aceptó.
El tiempo sigue, lo de hoy es mejor que ayer y lo de mañana será mejor que hoy… él, el más complaciente, atento, detallista – planeaba sus cenas románticas, buenas noches juntos, flores en la cama, velas, incienso, aromas, etc. – mejor dicho, su énfasis en pasarla bien sexualmente (sin involucrarse sentimentalmente), estaba funcionando.

Pero todas sabemos que nosotras no siempre dejamos el sentimentalismo de lado, así que esta señorita empezó a sentir más de lo que debía… a mi parecer, siempre lo sintió pero no lo aceptaba. Es aquí donde empieza el desacuerdo – después de decidir alejamiento por completo y no volver a verse – estaba contactándolo nuevamente… él sólo quería volver a saber de ella, seguir juntitos en una tarde fría… es para darle de látigos, pero que podemos hacer cuando a él ya le latía algo más – aiiisshh. . . ¡el corazón!
Fui testigo de cómo la pasaba este pobre hombre… una noche me pidió que le acompañara a un lugar – “este se me quiere lanzar, pero si nunca le di indicios de un gusto” – fue lo que pensé…
- ¿Me acompañarías esta noche?
- Mmmmm… bueno, ¿No tardaremos, no?
- No no, es cuestión de unas horitas… sólo quiero que cooperes en algo
- (AAAAAAAAAAHH!!! – fue mi grito desesperado, abusará de mi inocencia) Mmmmm… bueno (Qué fácil – me juzgarán – pero así de buena amiga soy yo)
- Paso por ti entonces
- Ok
Este amigo, es tan buena onda que no creo tenga un complot en contra mía – esas eran mis escusas – así que nos vimos y partimos al X destino (pues no sabía a dónde me llevaba)
- Entonces, ¿A dónde vamos?
- Ya verás
- ( aaaahh!! Para colmo, ¿Me secuestrará?) – mmmm – no me vas a seducir para luego pepearme y así abusar de mi inocencia, ¿No?
- Pues, ganas no me faltan (mientras me miraba), pero no, quiero que me ayudes en algo con alguien
- UUUUUUFFF!!! – respiré confortada – Aaaaaaaaaahh!! ¿Con alguien? Y ¿Desde cuándo uso pañal y tengo flechitas de amor?
- Ya pues, por favor – te contaré la historia – a cambio de tu ayuda, tendrás un tema para tu próximo post – que dices.
- Mmmm… bueno, cuéntamelo todo.
Esa noche, mientras manejaba y soportábamos algo de tráfico (raro, por la vía tan - siempre libre - que transitábamos), pude conocer al hombre triste y algo enamorado que existía detrás de aquel detallista “Casanova”.
Mientras ponía sobre mis piernas “una tarjeta, que parecía ser un control”, escribía en mi mente cada palabra que ella escucharía de mis labios.
- Dirás que eres mi prima, que antes que ella me dijera que no quiere volver a verme le compré algo, como símbolo de nuestro amor… algo que pretendía ser el fruto de nuestro amor… bla bla bla. Toma, le entregas este perrito… dile que la quiero mucho y que si ella está dispuesta a darme una oportunidad, yo quisiera estar con ella seriamente – aaaaaahhh! ¿Pe pe perro? – que perro este (pensé)
Esa noche no le favoreció en nada, ella realmente no quería verlo – después de llamarla y decir lo “mismito” que me dijo, me hizo esperar cerca a su casa, congelándome de frío y con el perrito en brazos… cuando este pedazo de hombre me recogió diciéndome que le había llamado y no quería nada de él – ya reclamaba un café calentito.
Mientras regresamos, pude ver sus ojos tristones y poca facilidad de asomar la saliva (forma de decir, “estoy a punto de moquear”, para nosotras), algo me decía que se había involucrado con la señorita más de lo sexualmente aceptable.

Entonces llegó el momento en que no soportó más pensar – “él siempre me verá como su fuerte objeto de deseo (aunque tú no pienses eso) – y no quiso nada más contigo… por otro lado, al no volver a verla, sentirla – supiste que algo te pasaba – no sé si te enamoraste, pero sí sé que la quieres más allá de sólo desearla.
La conversación quedó en eso – recibió su llamada, él sólo repetía que no la quería dejar nunca – que seguiría pensando en ella, hasta que por fin aceptara no dejarlo.
Volvimos y desafortunadamente todo se volvió contra mí… pasamos por algunos de los lugares que yo había visitado con alguien... mientras los observaba desde aquel auto, que me daba la sensación de no ser mi lugar... sonreí recordando momentos, sensacionales que experimenté, besos riquísimos, palabras, sonrisas, suspiros, aferrarse a alguien mientras sientes que no puedes contenerte más, demostrando que satisfacerme era suficiente satisfacción para él… avanzábamos y dejaba atrás lo que sentí una vez.

Me preguntaba, ¿Qué queda después del deseo, del placer? - estoy viviendo una sencilla sensación de felicidad mezcla de deseo y sensación de gusto – terminaremos, ¿Mal? ¿Lastimados? ¿Confundidos? O simplemente no quedará nada… sólo sé que empezó algo y no estoy dispuesta a dejarlo pasar… estoy luchando para que poco a poco esto se convierta en algo sencillo de ver y descifrar – aún nada está dicho…
P.D. Vale el intento… “es mejor sonreír de lo que se hizo a arrepentirse de lo que no se hizo”